jueves, 12 de abril de 2012

Rhynchophorus ferrugineus



Luis Oscar Aguado
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Rhynchophorus ferrugineus más conocido como el picudo rojo de las palmeras es el responsable de la muerte de numerosas especies de palmeras.
Especie originalmente ligada al continente asiático, debido a la comercialización de diversas especies de palmeras ha logrado una rápida expansión por el continente africano, desde donde posiblemente ha tenido lugar la colonización de los palmerales ibéricos, cuyos primeros hallazgos se realizaron en 1994.
Este coleóptero pertenece a la superfamilia de los Curculionoidea (gorgojos) y más concretamente a la familia Dryophthoridae. A pesar de su gran tamaño, de 3 a 5 centímetros, puede completar su ciclo vital en apenas 3 a 4 meses. Las hembras depositan sus huevos en las grietas, heridas e incluso en pequeños agujeros que ellas mismas practican sobre el tronco de la palmera. Cada una de ellas puede depositar entre 300 y 400 huevos, que eclosionarán a los pocos días. Sus larvas ápodas y amarillentas, a medida que se alimentan en el interior del tronco van excavando diversas galerías que pueden alcanzar en total el metro de longitud. La fase larvaria puede durar un período aproximado de unos 3 meses. Concluido el período alimenticio la larva realiza un enorme capullo o cocon de unos 6 centímetros de longitud,  elaborado a base de fibras de palmera. Durante 2 ó 3 semanas se completa la metamorfósis, permaneciendo el adulto en el interior 1 semana más. Después los adultos emergen al exterior. Son insectos de actividad preferentemente crepuscular y nocturna, momento en el que los adultos caminan por la palmera en busca de alimento o pareja.
Estos coleópteros se hallan dotados de un olfato muy sensible, que les permite localizar las kairomonas producidas por las heridas o podas sin tratar en las palmeras. Los imagos no abandonan una palmera hasta que esta ya no puede seguir ofreciendo alimento a su descendencia, motivando esto el vuelo y la dispersión de los adultos, en un radio de unos 3 kilómetros, en busca de nuevas plantas hospedadoras.
Entre las  palmeras que parasita destacan Cocos nucifera (cocotera), Elais guineensis (palmera de aceite), Phoenix canariensis (palmera canaria) y Ph. dactylifera (palmera datilera), si bien ataca además a palmeras de los géneros  Areca, Arenga, Borassus, Calamus, Caryota, Elais, Livistona, Metroxylon, Oreodoxa,  Sabal, Trachycarpus yWashingtonia. Los síntomas que estas manifiestan van desde el cambio de color de las hojas que pasan del verde a un tono amarillo o castaño rojizo en la zona central, pasando por la caída de algunas de las hojas (con signos de desgarramiento en la zona de inserción con el tronco), hasta la caída total de todas ellas. Otros signos de su presencia son el revirado de las hojas en la zona axilar, los orificios en el tronco y en las zonas próximas a la inserción de las hoja en el mismo, así como la observación de pupas entre la corteza y las hojas. En la actualidad no existen métodos eficaces contra esta plaga, así que los pies afectados son talados.
En el año 2005 el picudo rojo alcanzó el Palmeral de Elche, poniendo en grave peligro el mismo y en el mismo año se localizó en las Islas Canarias donde está poniendo en serio riesgo la supervivncia de la palmera canaria.

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